martes, 16 de agosto de 2011

“Know How”.


En el corazón de la técnica se encuentra lo que aun en español han dado en llamar “know how”, saber cómo. Saber cómo se hacen las cosas. Cómo se le hace para entrar a internet, cómo se le hace para hacer un blog, cómo se le hace para usar “Excel”, cómo para utilizar el IPAD o el IPOD, etc.. Ahora se pregunta el cómo hacerle para todo. Los antiguos solían decir, “Para todo hay maña, menos para morirse”. Pues ahora también hay quienes se preguntan el “know how” de la muerte en el sentido de cómo no envejecer, como conservarse siempre joven, cómo regenerar las células, cómo usar las “células madres” para renovarse, etc., y no es que esté mal todo esto, lo malo es que allí termine todo y nunca se haga la pregunta decisiva: ¿Qué es? Es como saber manejar muy bien un “Ferrari”, subirlo a todo lo que da en velocidad, y no saber a dónde se va y por dónde. En el primer cruce se acabó el “Ferrari”. La técnica es muy buena, pero sin dirección nos destruye. Una vez, un Secretario de Educación, para oponerse a cualquier norma moral en el campo científico dijo “El laboratorio no tiene oratorio”. Pensando que así se había llegado a los hornos donde quemaban los nazis a los judíos y demás religiosos, le respondí: “El laboratorio sin oratorio se vuelve crematorio”.

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