jueves, 18 de agosto de 2011

Cristo y la Depresión.


 
Todas las funciones de las ciencias psicológicas se encierran dentro de la Psicología o la Psiquiatría. Las diferentes teorías de estas ciencias se refieren o al Psicoanálisis para enfermos psicóticos o neuróticos; o son  teorías biológicas referentes a la serotonina o noradenalina cerebrales; o bien teorías cognotivistas que enfocan las enfermedades bajo expresiones de la Informática, por ejemplo catalogándolas como si fuesen  de tipo de bug computarizado cerebral; o son teorías sistémicas que privilegian la terapia familiar; o bien, teorías de la Gestalt que pretenden encontrar el origen de las enfermedades psicológicas en  que el molde psíquico de una persona rechaza un evento desagradable. No cabe duda que hay depresiones debidas a trastornos fisiológicos y que por tanto deben curarse con medicamentos que los arreglen. Otros trastornos serán psicológicos, como serían los conflictos afectivos. Pero en el fondo se encuentran los trastornos que llamamos “noógenos” (derivados de la “nous”, la mente), que se deben a la crisis de valores; se trastorna su escala prefiriendo el tener al ser. Asi se crea una sociedad pansexual donde el sexo se tiene y no se es; donde el dinero es fin y no medio, donde el matrimonio y la familia no tienen estabilidad y se han abolido las jerarquías. No se acepta a Dios, pues no tiene relevancia, se vive una cultura de mera cáscara cristiana: con fiestas por ejemplo como la Navidad, usadas románticamente para solapar e incrementar intereses comerciales, por otra parte muy dañinos para el enfermo de depresión. Cristo, si se vive en plenitud, es el mejor remedio antidepresivo; no se trata que sea una receta contra la depresión, sino de que la experiencia de su Encuentro personal da un sentido a la vida que impide cualquier depresión.

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