miércoles, 10 de agosto de 2011

Imaginería mediática y Cristo


Buscando caminos para la comunicación del Mensaje cristiano nos encontramos con la civilización técnica  y con la imaginería mediática. Según esta civilización no hay verdad permanente, la opinión privada es soberana, la libertad absoluta y la independencia, son los valores supremos. Todo es versatilidad. Las imágenes de la TV son la imaginación de las naciones, son las drogas  que conforman la opinión, causan una regresión terrible, van contra la cultura objetiva de la palabra; la imagen domina y esclaviza el espíritu encerrándolo dentro de lo sensible, despersonaliza, vuelve al hombre animal. Se unen a la imaginería mediática que sojuzga la opinión, intereses egoístas de pequeños grupos que dominan la economía, la corrección no se acepta,  se motiva un gran conformismo en la aceptación de la  comunicación social de los medios, no hay criterios firmes que permitan discernimiento, todo "se traga" indistintamente. Allí es donde debemos enviar el Mensaje, en donde según se estila la palabra tiene fuerza mínima. Hay que purificar la mirada, quitar las tinieblas, encontrar el camino de la salvación. Aquí es donde cabe enviar un Mensaje donde no se trate de un mero sistema de valores "cristianos", sino de una persona concreta llena de amor y misericordia, Cristo muerto y resucitado. Aceptando tener un encuentro con El, luego se encontrarán en Él mismo todos los valores y criterios, pero el punto de partida aún en nuestra cultura técnica y mediática, es algo que nunca pasa y es el auténtico amor que parte de una realidad histórica irrefutable: Dios se ha hecho hombre por ti, porque te quiere para colmar tus vacíos darte el amor humano en todas las direcciones y concederte el dominio técnico amoroso del universo.

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