En la perspectiva de la mentalidad secularista y del invadente reduccionismo cientista, el hombre se reduce a su componente biológico y también la cultura tiende a ser reducida a la naturaleza, así que hasta la Ética, la Religión, el Arte, los Valores espirituales vienen interpretados en clave puramente biológica. El reduccionismo antropológico, tomado como premisa de investigación y horizonte de lo que se pueda pensar, condiciona las actitudes y elecciones en confronte con las personas. Tres son sus principales raíces, además de la evolución del pensamiento filosófico occidental desde su formulación griega hasta la de la postmodernidad: 1. La revolución cosmológica de Copérnico (1473-1543), el hombre no es más el centro del universo y la tierra es uno de tantos planetas que giran en torno al sol. 2. Charles Darwin (1809-1882), muestra que el organismo humano no sólo funciona como el de las bestias, sino que tiene relaciones estrechas de parentesco filogenético con las creaturas subhumanas, y 3. Sigmundo Freud (1856-1939) y sus seguidores ponen en crisis las pretensiones del Racionalismo, revelando los oscuros entretelones del alma humana. El psiquismo del hombre no es radicalmente diverso de las otras especies del mundo animal, del cual se proclamaba erróneamente señor y soberano.
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