jueves, 27 de octubre de 2011

La muerte de Cristo como oración

Jesús murió orando.
En la Última Cena Jesús había anticipado su muerte entregándose a sí mismo y distribuyéndose bajo las especies de pan y vino a sus discípulos., Transformó así su muerte en plena glorificación. Cuando muere en la cruz, recita una oración que es una parte de un Salmo, en este Salmo que recita, mediante esta plegaria integra su muerte en la Palabra, en el Verbo de Dios.  En este Salmo se predice que todos los pueblos se convertirán y que los pobres comerán y se saciarán. Se trata de una clara referencia a la Eucaristía. La muerte que es el fin de la comunicación se hace la máxima comunicación en la plegaria del Señor por el Amor del Espíritu Santo. Por el Amor del Espíritu el Señor resucitará, y así en la oración vence a la muerte.
En esta forma la oración de Cristo es lo máximo. Y es en esta oración en la que se vence a la muerte y se participa de la resurrección. Es esta oración en la que culmina la Encarnación. La Encarnación entonces se especifica por la oración de la muerte de Cristo, oración de filiación divina y de participación en esta filiación. Por eso la muerte de Cristo es llamada por San Juan en su Evangelio, “glorificación”. La muerte de Cristo adquiere así la plenitud de sentido; es la máxima donación, es la palabra última y plena del Amor. 

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