miércoles, 12 de octubre de 2011

La Iglesia y la droga

La Iglesia en el nombre de Cristo propone como respuesta y como  alternativa a la adicción a la droga la terapia del amor: Dios es amor, y quien vive en el amor actúa la comunión con los demás y con Dios. "Quien no ama permanece en la muerte” (I Jn 3,14).  No se combate el problema de la droga, ni se puede conducir una acción eficaz para su curación y la recuperación de quien es víctima, si no se recuperan preventivamente los valores humanos del amor y de la vida; los únicos que son capaces de dar pleno significado a nuestra existencia, sobre todo si son iluminados por la fe religiosa.  A la Iglesia le compete actuar en el plano moral y pedagógico, interviniendo con gran sensibilidad en este sector específico. En correspondencia, a las Instituciones públicas les toca empeñarse en una política seria, dirigida a subsanar situaciones de disgusto personal y social, entre las cuales sobresalen la crisis de la familia, principio y fundamento de la sociedad humana.

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