lunes, 24 de octubre de 2011

Consubstancial

“El núcleo del dogma cristológico definido en los antiguos Concilios de la Iglesia es la enunciación de que Jesús es verdadero hijo de Dios, consubstancial con el Padre y con nosotros”.
El empleo en el “Credo” de la palabra “Consubstancial”, ha dado lugar a críticas que afirman que en la presentación de nuestra fe se han introducido formas que no pertenecen al Mensaje evangélico, sino que se han tomado de culturas ajenas, como ha sido en especial la cultura griega a inicios del Cristianismo, tanto es así, que se ha vuelto griego el Cristianismo. La fórmula que emplean estos críticos afirma que se ha “Helenizado” el Cristianismo.
Pero examinemos la palabra “Consubstancial”: La definición con que iniciamos este blog, “Jesús Hijo del Padre, “Consubstancial” al Padre y a nosotros”, no es más que la exposición de la vida y muerte de Jesús, radicada en el coloquio filial con el Padre. Se quiere decir en especial con "Consubstancial", que Cristo es de la misma substancia que el Padre y de la misma substancia que nosotros para salvarnos, que se toma en serio la afirmación de que Jesús es el Hijo de Dios, que el Verbo no miente y sí nos libera en su verdad. Es cierto que la palabra proviene de la filosofía griega, pero es muy adecuada para expresar lo que la fe nos dice, que Cristo es la verdad que nos salva y libera. Las expresiones de los primeros Concilios de la Iglesia como el de Éfeso, los de Nicea y Calcedonia, que se toman de la filosofía griega, no traicionan ni son distintas del lenguaje bíblico, sino que expresan en la cultura de la época la verdad de que Jesucristo es el Hijo de Dios.

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